El Emboscador: Orden y Limpieza

Nadie Sabe para Quien Trabaja

Dos matrimonios estaban jugando a las cartas cuando a uno de los hombres se le cayó una al piso.

Al agacharse para recogerla pudo ver por debajo de la mesa que la mujer de su amigo, una rubia despampanante y con unas piernas exquisitas, estaba sin calzones.

Quedó como loco con el espectáculo y tuvo que disculparse e ir a la cocina por un vaso de agua para reponerse de la impresión. Tras beber el contenido y darse vuelta para ir hacia la puerta, se dio de frente con la rubia que lo miraba con evidentes signos de coquetería

-¿Dime, Pedro, acaso viste algo que te gustó? – preguntó ella con una sonrisa pícara

-¡Me dejaste sin aliento¡ - contestó él todo excitado

La mujer, acercó su boca al oído del hombre

-Cualquier día, por 500 mil, podemos hacer todo lo que tú quieras, Pedro – le susurró.

-Bueno ¡sólo dime cuándo y dónde¡ -contestó él aún más excitado

-Mañana en la tarde, aquí en mi casa. Y no te preocupes, voy a estar muy sola. Mi marido llega siempre tarde en la noche. ¿Puedes venir?

-¡Sí, claro…seguro¡... -dijo sintiendo un ardor en todo su cuerpo

Al día siguiente y tal como acordaron, el hombre llegó conteniendo a duras penas su pasión y lujuria, y tras pagar los 500 mil se abalanzó como una fiera sobre su presa, le quitó la ropa a los tirones y luego la hizo suya de 20 formas diferentes hasta dejarla exhausta

Más tarde, ya entrada la noche, llega el marido del trabajo y le pregunta a la mujer:

-Amor…¿De casualidad vino mi amigo Pedro a visitarte?

-Sí…sí… -le respondió la mujer asustada, pensando nerviosamente cómo su marido pudo darse cuenta de lo sucedido.

-¿Y te dejó los 500 mil?

-Síííí…-respondió trémula la mujer con el corazón en la boca y en pánico.

-¡Ah qué alivio¡ -dijo el hombre abrazando a la aterrada mujer con cariño- Es que Pedro pasó por el trabajo esta mañana y me pidió 500 mil prestados, asegurándome que me los traería esta misma tarde....Y mira lo que son las cosas, por un momento creí que me había cagado…

Dudas Matrimoniales

Una mujer quería saber qué pasaría si se iba de la casa sin decirle a su marido a dónde iría.

Entonces, le escribió una carta, la puso sobre el velador y luego se metió debajo de la cama con la intención de escuchar su reacción cuando leyera la nota donde le decía que se iba porque "estaba cansada de su matrimonio y que ya no quería vivir más con él".

Cuando el marido llegó, leyó la carta y después escribió algo en ella. Luego, se puso a cantar, se cambió de ropa, tomó el teléfono, marcó un número y dijo: ¡Hola, me estoy cambiando de ropa para reunirme contigo. Con mi esposa ya se acabó todo. ¡Qué lástima que no te conocí antes!...Bueno, mi amor, espérame, voy de inmediato para allá…

La mujer, entre lágrimas, escuchó el portazo cuando su marido salió de la casa. Después, casi ahogada por el llanto, salió de su escondite para leer lo que había dejado escrito su esposo. La nota decía:

¡Estúpida, se te veían las piernas debajo de la cama!…Voy a comprar pan.

Angelina (no Jolie, la pluis Jolie!)

¡Ah, el amor! Recuerdo aquellos tiempos cuando la vi por primera vez en aquella revista incendiando mis ojos, mi piel y mi sangre con su quinceañera sensualidad que hacía explotar mis emociones en mis íntimos espacios de amor tras la puerta del baño con cerrojo y un papelito tapando la cerradura. ¡Cómo la quise, cuánto la amé! Soñé porfiadamente que sería mía de verdad hasta que vino el maldito Sr. Smith y me la quitó para siempre. Angelina, gorda, flaca, esquelética, como sea. Siempre serás la mujer más linda, la más sensual, la que tiene ese charm que nadie calza, la tonta que se fue con Pitt cuando acá tenías a un hombre que te amaba hasta con la médula espinal, a un hombre que habría sabido hacerte feliz con niños propios y ajenos, perros, gatos y hasta un zoológico entero si así lo hubieras querido. En fin, tú te has perdido al hombre de tu vida y yo me he perdido a la deliciosa mujer de los labios carnosos más besables que he podido disfrutar miles de veces en mis sueños. A lo mejor, en otra vida, en otra dimensión, tus moléculas y las mías se dan el encontronazo y todo aquello que vivió en mi sangre y mis huesos se vuelve una realidad atómica, ese big bang que se transforma en vida aún en medio de un vacío inmenso y una oscuridad insondable.

¡Así!

(autor desconocido)

- Adelante caballero, por favor, no se quede ahí, se lo ruego -se apresuró a decir el ingeniero al tiempo que con un gesto señalaba la butaca de cuero rojo situada al otro lado del escritorio.

El niño se encaramó al asiento. Revolviéndose apoyó la espalda en el respaldo. Sus pequeñas zapatillas apenas asomaban más allá del cojín.

- ¿Y bien? ¿En qué podemos ayudarle?
- Necesito una palabra – respondió el pequeño.
- Pues ha venido usted al lugar indicado. Adjetivos, sustantivos, verbos, adverbios, palabras derivadas, compuestas, parasintéticas, agudas, llanas, esdrújulas, sobresdrújulas … De nuestra fábrica han salido las mejores creaciones y estamos seguros que satisfaremos sus más exigentes necesidades. Escuche, escuche… “Electroencefalográficamente ”. ¿Qué le parece? Sorprendente, ¿verdad? Uno de nuestros más afamados diseños. Dodecasílabo lleno de fuerza y armonioso en sí mismo. Pura tendencia en los círculos sanitarios más selectos. Bien, veamos entonces, buscamos una nueva creación ¿Algún color o textura especial?

El niño movió la cabeza hacia los lados.

- ¿Algún olor? ¿Sabor?

El pequeño levantó los hombros.

- Ni color, ni textura, ni olor, ni sabor… – dijo el ingeniero mientras tomaba notas en una pequeña libreta – Bien, su semántica. ¿Qué queremos transmitir? ¿Qué queremos decir?

El niño se descolgó de la butaca, se situó de pie enfrente del escritorio y estirando con fuerza los brazos en forma de cruz dijo:
- Ésto
- “Ésto”, perfecto, y en cuanto a su forma, ¿cómo es?
- Así – dijo el niño repitiendo el mismo gesto.
- “Así”...veamos entonces: ni color, ni textura, ni olor, ni sabor, ésto y así… – musitó el especialista al tiempo que golpeaba la hoja con la goma del extremo de su lapicero – ¡Lo tengo!...Bra-ci-lás-ti-co. ¿Eh? ¿Qué me dice? Una esdrújula contundente, elegante, de fácil recuerdo. “Que bracilástico está usted esta mañana”, “Buenos días, sonrió bracilástico”, “Mírale, tan bracilástico como …”
- No me gusta – interrumpió el muchacho – bracilástico no me gusta.
- Nada de bracilástico entonces. Veamos, “Así”… brazos en cruz…bracruz…brazasí… cruzasí…acruzado…abrasí…abracesto…¡Ya está! Por favor, cierre los ojos por un instante y déjese llevar por la melodía de sus sílabas: “a-bra-zan-te”. Sí, bello tetrasílabo que denota estabilidad y robustez. Una palabra tan esponjosa y mullida que da ganas de zambullirse en ella. “Esa persona es tan abrazante que…”
- No me gusta – interrumpió de nuevo el chico – Abrazante no me gusta.
- De acuerdo, descartamos abrazante. Y qué le parece … Monoscatriponcia
- No
- …Calariano.
- No.
- …Andariante.
- No.
- …Gumilloso,… faltorillo,… junillante.
- No, no, no.

Tras cientos de sonidos y sus respectivas negaciones, el ingeniero se dio por vencido.

- Caballero, me temo que lo que usted desea no es posible. No puede haber una palabra para algo que no existe.
- Sí existe – protestó el niño - Y es ¡así!– dijo estirando de nuevo los brazos en forma de cruz, dicho lo cual se marchó.

Había oscurecido. Las nubes se habían disipado, dejando una noche clara, iluminada por una luna incompleta. El niño se detuvo, y miró hacia las estrellas. Levantó su dedo índice y, con un ojo cerrado unió los puntitos centelleantes dibujando una sonrisa mientras recordaba las palabras de su madre: “¿Sabes cuánto te quiero?”

El niño estiró sus brazos con todas sus fuerzas tratando de abarcar el mayor espacio posible y dijo:

- ¡Así!

El Diagnóstico

¡El poder de observación en la medicina es lo más importante!

Un médico ya anciano, que siempre trabajó en el medio rural, pensó que había llegado la hora de jubilarse después de haber ejercido la medicina durante 50 años.

Le pidió al joven médico que llegó para ocupar su plaza en el pueblo, que le acompañase en las visitas a domicilio para que las personas se habituasen a él de forma gradual.

La primera visita se trataba de una mujer que se quejaba de dolores en el estómago y ocasionales colitis.

El anciano doctor le respondió:
-Sabe, la causa más probable es que usted abusa de las frutas frescas. ¿Por qué no reduce un poco su consumo diario y selecciona las mejores?

Cuando salieron de la casa el joven le preguntó:
- Doctor usted ni siquiera examinó a la mujer. ¿Cómo consiguió hacer un diagnóstico tan rápido?
- Bueno, no merecía la pena examinarla. ¿Usted se dio cuenta de que dejé caer el estetoscopio al suelo?

Bueno, cuando me agaché para recogerlo, vi que había media docena de cáscaras de naranjas, manzanas y ciruelas verdes, inadecuadas para el consumo, en el cubo de la basura. Y eso es seguramente lo que le ocasionaba los dolores de estómago.

En la siguiente casa, se entretuvieron durante varios minutos hablando con una mujer bastante joven a quien todo el pueblo conocía como alguien muy devota y extremadamente religiosa. Ella se quejaba de que se fatigaba mucho y que no conseguía recuperar sus fuerzas.
- Me siento muy débil - dijo.
El anciano doctor aprovechó la ocasión y le pidió a su sustituto que se hiciera cargo de diagnosticarla. El joven médico la observó detenidamente sin acercarse y luego le dijo:
- Señora, creo que usted se entrega demasiado a la iglesia. Si redujese esa actividad, de seguro se sentirá mucho más descansada.

Una vez que hubieron abandonado la casa, el anciano doctor le dijo a sustituto:
- Su diagnóstico me ha sorprendido. ¿Cómo fue que llegó a la conclusión de que aquella mujer se daba en cuerpo y alma a los trabajos religiosos?

- Yo apliqué la misma técnica que usted me enseñó: Dejé caer mi estetoscopio al suelo, y cuando me agaché para recogerlo…vi al cura debajo de la cama...

Moraleja:

-Entregarte en cuerpo y alma a los ritos sagrados te puede dejar exhausto, pero igualmente te lleva al paraíso

El mafioso, el contador y el abogado

Un Jefe de la Mafia, descubrió que su contador había desviado para sí 10 millones desde sus fondos escondidos en distintas cajas fuertes.

El contador era sordo y por eso había sido admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como testigo.

Cuando el Jefe le fue a preguntar por los 10 millones llevó consigo al abogado, quien además conocía el lenguaje de señas de los sordomudos.
El Jefe preguntó al contador:
- ¿Dónde están los 10 millones que me robaste

El abogado, usando el lenguaje de las señas, le hizo llegar la pregunta al contador, que a su vez respondió de igual forma:
- No sé de qué me están hablando.

El abogado tradujo al Jefe:
- Dice que no sabe de qué le hablamos.

El Jefe sacó una pistola calibre 45 y apuntó a la cabeza del contador, gritando:
- ¡A ver ahora, pregúntale de nuevo!!!!

El abogado, por señas, le dijo:
- El Jefe te va a matar si no confiesas donde está el dinero.

El contador respondió con sus manos:
- OK, ustedes ganan; el dinero está en una maleta marrón de cuero que está enterrada en un sitio eriazo frente al número 400 de la calle Franklin en el Barrio Santa Marta del Mar. Hay una pila de 4 piedras que marcan el lugar.

El Jefe le preguntó al abogado:
- ¿Y? ¿Qué te dijo?

El abogado informó:
- Dice que no tiene miedo de morir y que usted es una mierda, un cobarde maricón y miserable, y que la plata ya se la gastó.

Moraleja: hay cuatro cosas de las cuales uno no puede salvarse:

- Los impuestos,
- la muerte,
- que te robe el contador
- y que te joda tu abogado!

El Derecho a Protestar

EL EMBOSCADOR

...Intento abrir un espacio crítico -¡vaya si no!- con el fin de joderles el gusto a todos aquellos que tienen la pretensión de echarnos a perder nuestro derecho a una existencia placentera, a un sueldo decente, a un precio justo, a una oferta que tenga alguna maldita relación con lo que dice la hdp publicidad, a la privacidad telefónica sin llamadas impúdicas de empresas perversas que nos quieren cambiar de una cosa mala a otra idem y a nuestro constitucional e incondicional derecho a ser bien atendidos en todas partes donde haya que pagar o no.

El arribismo chileno, aflora en los servicios de la burocracia tanto como en los bancos, las ferreterías, las farmacias o en cualquier parte donde haya algún jetón o jetona que haya adquirido el convencimiento que nosotros los clientes (aquellos que antiguamente teníamos siempre la razón) somos simples consumidores de pago que pueden esperar en la línea demarcada de la cola por el tiempo que se les dé la gana.

Nosotros, los chilenos, debemos deshacernos del alineamiento hipnótico por las colas, las que al parecer se fijaron en nuestro adn en los tiempos de la década del 70 cuando por un rollo de papel para un depósito de urgencia en el WC Bank había que mandarse una cola como la de una Copa América en el Nacional con Chile de finalista.

Inteligencia Artificial

por Alien Carraz

Los altibajos de la inteligencia homo sapiens son notables. El parapléjico científico Stephen Hawking, amenaza la futura existencia de la humanidad señalando que la inteligencia artificial será el principio del fin de nuestra raza. Y esto ocurrirá, porque una vez que la inteligencia artificial haya superado a la humana, habrá alcanzado suficente nivel de autonomía cognitiva para permitirle reinventarse a sí misma. “Con la inteligencia artificial estamos invocando al demonio. Puede ser aún más peligrosa que las armas nucleares”, remata Hawking.

Por suerte, en Chile, aun estamos a años luz de cualquier capacidad de aplicar inteligencia artificial a nivel de autoridades -especialmente, municipales- y no corremos un riesgo demasiado generalizado e inminente de que, por ejemplo, un alcalde de pronto se vuelva super competente y, de pasada, muy rico.

Aunque, por otra parte, sería de gran beneficio para mejorar la convivencia nacional y recuperar la credibilidad popular, que la inteligencia artificial viniera en forma de píldoras o supositorios y pudiese ser fácilmente administrada o introducida en algunos de los jueces a cargo de la impartición de la justicia.

Y digo esto, porque me parece una necesidad de urgencia imperativa que se expanda la materia gris que enciende el sentido común de la justicia (amén del asunto ético y la cosa moral) para que no ocurra que a una persona se le castigue con cárcel por tener hambre y robarse una manzana, y a otros, arropados con trajes de cuello politizado y corbata partidista, se les remita la pena por actos de corrupción a gran escala y apropiaciones indebidas a manos llenas, y se les mande para la casa con arresto domiciliario, sin poder cagarse de la risa en público, pero sí con la posibilidad de salir a beber buenos mostos y comer cosas ricas por las noches.

El Maldito Mejor del Mundo

El mundo entero se debate en la desesperación absurda por poder definir de una condenada vez quién es el HdP Mejor del Mundo en cualquier cosa, en cualquier actividad, llámese deporte o se trate de algún asunto de corte intelectual, científico, actoral, o lo que sea. Da lo mismo. El asunto es que siempre tiene que haber un foquin number one; aquel que se transforma en el campeón por el tiempo que dura un gas, porque la “ocupación” del Mejor del Mundo es la misma que gobierna los territorios del mundo salvaje en donde el macho alfa que logra el cetro que le da derecho a regodearse con todas las leonas coquetas y ansiosas por la decendencia, tendrá que apurar la causa del montaje y los meneos, porque los aspirantes entre los otros machos calentones de la manada, lo observan de reojo, afilan las garras y le muestran los colmillos, y a la primera de cambio, le dan una paliza, pierde el título, y para más remate, lo mandan al destierro permanente.

A la Fifa le fascina esto de andar promoviendo listados de los mejores de esto y aquello. Los de la cofradía del futbol entienden perfectamente que la dinámica del deporte es, obviamente, la de salir campeón, algo que parece ser muchísimo más importante que el deporte mismo. Nos hemos rodeado de grandes campeones de porquería que nadie sabe bien cómo diablos llegaron tan lejos, y de los que tampoco nadie recuerda sus glorias, ni siquiera a unos cuantos días de haberlas conseguido.

Vivimos insertos en un planeta que incentiva la competitividad como una forma -según creen y nos han hecho creer- de promover la excelencia deportiva (¡já!), pero que en realidad ayuda más a encandilarnos con titulares de jugadores multimillonarios abarrotando los planteles de los clubes súper ricos que son los que se llevan todas las copas, todos los trofeos y todos los grandes torneos.

El 'Mejor del Mundo', es un enorme negocio que deja jugosas ganancias.

Trastornos motorizados

La ventaja de haber sido un idiota durante una buena parte de mi vida, es que hoy, ya con muchos años de evolución y experiencia al interior de mi mente y en la piel de mis emociones -y también sobre mis hombros- me doy cuenta que he madurado y me siento muchísimo más equilibrado. Y es lógico, porque ahora tengo una buena opinión de mi mismo. Antes, tenía una opinión fabulosa.

La inconsciencia es buena para la salud. Nos ayuda a descubrir que siempre hay gente más idiota que uno. Y eso, redunda en un tremendo alivio. Especialmente, cuando al volante de mi camioneta turbo (que entre paréntesis, es un balazo) me topo con un descerebrado maniático en un coche rojo descapotable (¡era que no!) que insiste en querer adelantarme en una zona donde la línea continua indica con toda claridad que no es posible hacerlo.

Evidentemente, y cumpliendo con la norma extranjera, y por lo tanto, internacional: “primero muerto que rebasado”, de forma automática (y casi sin que yo alcance a intervenir) mi pie derecho oprime el acelerador a concho y la turbo se lanza a una velocidad... yo diría que, imprudente. Está demás decir que no es mi intención arriesgar la integridad física de mi señora ni tampoco la de mi suegra, a pesar de los gestos de la dama y sus miradas de desaprobación cuando ya a 130 kph en zona de curvas y una máxima de 80, la vieja como que presiente que el jetón de auto rojo me puede sobrepasar.

¡Tranquila suegra! -le digo, clavándole una mirada asesina que casi me cuesta la carrera por pajarón (nunca se debe pestañar ni tirar lamparazos para otra parte cuando un psicópata te quiere adelantar en curva). Con un suave golpe de timón salvo la situación y enfrento la recta dejando sin posibilidad alguna al tarado del convertible.

Pasada la tormenta, mi querida suegra se recuesta en el respaldo satisfecha y me lanza una mirada acariciadora como un cheque de la devolución de impuestos. Mi mujer, ya levemente más relajada, desentierra sus uñas del cuero ilegítimo del asiento del copiloto. Al frente mío, una larga fila de autos en contra mantiene a raya al desquiciado. Mis manos se encrispan aferrándose al volante mientras todo el resto de mi persona y el pulgar levantado de mi suegra en el espejo retrovisor me preparan para la segunda patita...

Agarrobo: Turisteando con hoyos

Las roturas del pavimento y los hoyos en las calles principales de Algarrobo, son, exactamente, los mismos que hemos sufrido y seguimos sufriendo desde hace bastante más de 10 años cuando veníamos de vacaciones a este lugar encantador que tenía históricamente la reputación de ser un destino turístico de tradición, con cierto abolengo, conservador y distinguido. ¡Cómo se nota que los señores Alcaldes de turno no se han hecho nunca parte -por flojera o desconocimiento de causa- del sentido propio de Algarrobo ni del tono turístico de esta ciudad, como tampoco se han hecho cargo del rol que les cabe a quienes llegan a ese puesto para cumplir con los fines del desarrollo, la práctica racional y efectiva de las soluciones, o simplemente a potenciar las virtudes y velar por los intereses generales de la comunidad y de sus contribuyentes, todos los algarrobinos y residentes.

La indiferencia de aporrear los vehículos de locales y turistas que circulan por sus calles haciéndoles caer en los mismos hoyos por más de una década, amén de la fealdad que se ofrece a la vista en las principales arterias de Algarrobo, nos da la idea que las autoridades a cargo de los intereses que pertenecen a toda la comunidad no entienden nada del desarrollo técnico y sustentable del turismo y mucho menos de la importancia de la vialidad y el urbanismo de la ciudad en todo el conjunto que conforma esta industria que, en España, por ejemplo, genera 65.000 millones de dólares cada año.

Es una pena que nuestras instituciones estén sometidas a la mediocridad de criterios y a la incapacidad de leer los fundamentos que sostienen ese incuestionable potencial de Algarrobo para desarrollar un nivel de esta industria acorde a su estatus y envergadura.

La burocracia, una actividad intrínsecamente necesaria -como la política- tiende en Chile a estandarizarse de esa manera cargante que tienen las colas, las listas de espera, el papeleo interminable o esa cosa agobiante de tener que pagar por el trámite del trámite. Mientras más nos adentramos en la computación y la digitalización de los procesos, más papeles parecen surgir por todas partes, más tramitaciones, más vallas que sobrepasar y hasta pequeños reyezuelos sólidamente asentados en sus tronos que sortear, y de paso, conseguir que nos den su venia para sacar adelante nuestra vida diaria en el papeleo, mientras observamos con impotencia como se pasan por el aro -subrepticiamente- los derechos constitucionales, viales y urbanísticos de los algarrobinos con calculadas omisiones en sus obligaciones, las que atentan en contra del bien común, la convivencia y la circulación de las personas para lo más básico, como es -por ejemplo- el uso de sus propias calles y el derecho a salir o entrar a sus hogares.

Los encargados de autorizar obras de envergadura, no tienen la capacidad para visualizar el proyecto en toda su magnitud, ni mucho menos prever sus consecuencias -incluidas las evidentes- que hay detrás de las faenas. No comprometen a los empresarios ni a los que construyen ni tampoco a sí mismos, a la hora de planificar el devenir de las obras y sus efectos para que no se vean interferidos los derechos ciudadanos de los vecinos alrededor de dichos proyectos. No aplican esa mentalidad progresista que pregonan en sus discursos porque están sometidos al poder de su transitoria investidura y condenados a cierta futilidad debido a los intereses que rebotan y se multiplican detrás de los grandes proyectos inmobiliarios.

Vivimos instancias de gran decepción ciudadana porque nos ha caído encima -con la apariencia de un “así como de pronto”, y a pesar de tratarse de un asunto de lento cocimiento- una oleada del olor nauseabundo que proviene de la corrupción manifiesta y extendida en los poderes del Estado y en concomitancia con algunos muchos políticos y grandes empresarios. Vivimos momentos de enormes sospechas. Nos hemos vuelto desconfiados al extremo que el cinismo es una forma común de comunicación y aceptada tal como se consiente abiertamente la verborrea que sale de los anuncios publicitarios que nos dice manifiestas mentiras sobre productos fabulosos que lo curan todo (o que quitan la caspa, o que sacan las manchas, o que destapan el inodoro) y que a la postre no sirven para nada, y que, sin embargo, a nadie parece importarle porque ya está asentado, como parte de la “democracia” y del "Juego de Tronos" del consumismo a través del artificio, que, las cosas, tranquilamente, no sean lo que prometen su propaganda ni lo que está descrito en sus etiquetas.

Le pedí al dueño de una ferretería en Algarrobo norte que me permitiera elegir un par de tablas, explicándole que las quería sanas y derechas porque las necesitaba para hacerme un mueble. ¡Me dijo que no! Y, además, me agregó que si quería tablas de “otra calidad” tenía que comprarlas en un X lugar. Me sorprendió enterarme que yo, que soy el dueño de mi plata, no puedo elegir -según la respuesta de este señor- las tablas que quiero comprar. O sea que, lo que él vende -más caro que en otras partes- uno lo tiene que pagar tal como salga y como venga. Un arribismo fenomenal que parte de la permisividad de nosotros los compradores que nos hemos ido sometiendo a perder nuestra condición de “clientes” y nos hemos dejado arrear y arrastrar hasta transformarnos en “consumidores”, una categoría de ciudadanos siempre bien dispuestos y acondicionados para las largas colas en bancos, oficinas del Estado y supermercados en donde existan 5 ventanas o cajas disponibles para la atención al público y apenas un par de cajeros o “servidores públicos” para atendernos. Aquella cacareada afirmación de que “el cliente tiene siempre la razón” es una de esas peroratas tan pasadas de moda como la realidad de un chico de 15 años -uno de esos estudiantes en vías de la gratuidad- cediéndole el asiento a una señora de 60 en una repleta maravilla motorizada del Transantiago.

Para tapar los hoyos de las calles de Algarrobo, se necesita de una eficiente gestión técnica mucho más que de un hacer burocrático con buenos discursos y apariciones en público en donde se cortan cintas para inaugurar otras cosas "para la foto", que se parecen a la pretensión de una linda sonrisa después de lavarse los dientes con una pasta que proclama darles blancura inmaculada, en vez de curar y taparse las caries de una ¡bendita vez!

El Emboscador

The Guilty One

Orden y Limpieza

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